Tripartito, ética y estética

EL TRIPARTITO decide en 2007 promulgar una nueva ley sobre los medios de comunicación de la Generalitat para, entre otros objetivos enunciados, desgubernamentalizarlos y hacerlos más independientes. Al leerla, algunas mentes pensantes llegan a la conclusión de que la ley queda muy bonita sobre el papel, pero que, dada la cultura política existente, causará más burocracia, más ineficacia y, a la postre, dará alas aún mayores a la obsesión de los políticos por meter mano en los medios de comunicación. Así fue.

Por ejemplo: se creó un consejo de gobierno muy parecido a los consejos de administración del antiguo ente (llamado Corporació Catalana de Ràdio i Televisió): personas algunas con méritos, muchas carentes de ellos, que actúan como apoderados de los partidos, los intereses de los cuales representan. Todo ello a pesar de que la nueva ley señala que los consejeros «actúan con plena independencia y neutralidad y no están sometidos a ninguna instrucción o indicación en el ejercicio de sus funciones». A las críticas, el tripartito replicó señalando que ahora nadie va a ser nombrado a dedo por el gobierno -antes lo era el director general de la Corporació- sino que el principal actor y gran protagonista es un consejo emanado del Parlamento. Estéticamente, incluso desde un punto de vista de ética democrática, representa un salto cualitativo hacia delante, se insiste.

Tras la dimisión en marzo de Albert Sáez como presidente del consejo de gobierno de la CCMA, el tripartito decide actuar a la brava y cambiar la ley a toda prisa para colocar a Enric Marín -amigo del alma del consejero Tresserras, afín a ERC y antiguo secretario de Comunicación del tripartito- sin necesidad de negociar con la oposición. Esto es: por mayoría absoluta, que ya posee el tripartito, y no por los preceptivos dos tercios del Parlamento. El Consejo Consultivo de la Generalitat ha denunciado el uso antiestatutario de la figura del decreto ley para cambiar la norma.

En el aire flota la pregunta siguiente: ¿A qué viene tanta urgencia por recobrar el control de la Corporació?, ¿hasta dónde van a llegar en su intento por ganar las elecciones catalanas? Lo sucedido daña de forma evidente a los medios de la Generalitat, que quedan en una situación comprometida y bajo sospecha. En cuanto al sitio por donde me parece a mí que el tripartito se ha pasado la ética y también la estética, pues creo que se lo pueden imaginar.

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