Este sábado la gente llenó el Camp Nou. El Concert per la Llibertat fue todo un exitazo y una impresionante demostración de fuerza. El PSC se ausentó. Los socialistas catalanes no participaron del clam reivindicativo. Lo mismo habían hecho unos días antes con el Pacte Nacional pel Dret a Decidir, en que sí estuvieron todo tipo de entidades, entre ellas los sindicatos, con CCOO y UGT al frente. En ambos casos, el PSC quedó alineado con el PP y Ciutadans.
Lo del PSC no resulta coherente ni con el discurso que ha venido sosteniendo en los últimos tiempos, ni con la historia del partido, ni con haber roto –en febrero pasado– la unidad de voto con el PSOE en el Congreso, justamente a cuenta del derecho a decidir, ni tampoco con haber dado su apoyo al nacimiento de la comisión sobre el mismo asunto en el Parlament.
Sin embargo, el PSC ha echado el freno. Así cabe deducirlo, además de por los hechos, por algunas declaraciones muy explícitas, como las realizadas por Celestino Corbacho hace muy poco, en las que invitaba a marcharse del partido a los independentistas que pudiera haber en el PSC. También recientemente, Pere Navarro ha criticado la celebración del Concert per la Llibertat y la cadena humana que se organiza para la Diada, amén del Pacte Nacional pel Dret a Decidir. Por si fuera poco, ha denunciado (utilizando ostensiblemente los argumentos que frecuentan el PP y Ciutadans) la existencia de un supuesto y peligroso «pensamiento único» en Catalunya.
El PSC ha decidido, al menos por ahora, no dar ni un paso más a favor del derecho de autodeterminación. Aunque eso suponga unirse al PP y a Ciutadans, así como desmarcarse de los sindicatos y de un sinfín de movimientos, entidades y grupos de izquierda. Y pese a las indisimulables contradicciones y la desagradable impresión de que, como en el chiste, son multitud los que circulan en sentido contrario al que uno lleva.
Pero, para desgracia del PSC, lo peor no ha pasado, ni mucho menos, sino que puede llegar este sábado, cuando se dé a conocer oficialmente en Granada la propuesta del PSOE para la reforma de la Constitución. Lo peor llegará si el PSOE, como es previsible, no recoge las demandas formuladas por el PSC, entre las cuales se halla, aunque no solo, el derecho a decidir.
Decíamos que el PSC ha echado el freno, ha decidido no dar ningún paso más a favor de un referendo o consulta. Y el motivo puede que nos lo revele justamente el PSOE. Si el modelo de España que se presenta en Granada choca con la visión de los socialistas catalanes o es a todas luces insuficiente, quedaría claro que lo que ha hecho últimamente Navarro –perfectamente conocedor de lo que ocurre– ha sido intentar minimizar los daños, poner la venda antes de la herida. Dicho de otro modo: habría estado maniobrando preventivamente, sabedor de que el PSOE va a dejar al PSC sin discurso.