Parece que el PSC por fin ha decidido. Que ha fijado su rumbo tras dar unos cuantos bandazos en los últimos tiempos. Espero que la elección no sea irremediable, porque, quizá prisionero de esquemas antiguos que debería haber superado, sigo pensando que el PSC es y debería ser muy importante para Catalunya.
La operación se consolidó y escenificó en la conferencia política celebrada por el PSOE en Madrid. Alfredo Pérez Rubalcaba logró afianzarse un poco más gracias a la entente cerrada con la poderosa federación andaluza, liderando la cual está Susana Díaz . La presidenta de la Junta, una pura apparatchik , que tira de un discurso españolista y populista, es la figura emergente en el PSOE.
El PSC pinta hoy más bien poco, pero es un problema, una incómoda piedra en el zapato. Por eso Rubalcaba y Díaz le han hecho un sitio a su mesa. No deja de ser curioso que el cambio de los socialistas se produzca justamente cuando Catalunya va a solicitar a las Cortes que le permita celebrar un referéndum legal y consultivo a través del artículo 150.2 de la Constitución. Exactamente lo que venía pidiendo Pere Navarro .
Ante el dilema de preservar su alianza con el PSOE o ser coherente con su história y con la mayoría social catalana, el PSC se ha inclinado por lo primero, lo que significa a su vez dar la espalda al derecho a decidir, aunque mantenga retóricamente que los ciudadanos deberían poder votar. En la conferencia del PSOE Díaz llamó a Navarro a trabajar por la unidad de España. Tras la entente, en Madrid a Navarro acabaron aplaudiéndole y, dicen las crónicas, el primer secretario del PSC se emocionó. Agradecido, aseguró compartir del todo «la pasión por España» de que habló Rubalcaba .
Qué lejos queda hoy aquella frase del president José Montilla a José Luis Rodríguez Zapatero en 2008: «José Luis, te queremos mucho, pero queremos más a Catalunya». El PSOE ha vuelto, había proclamado también un Rubalcaba satisfecho en la clausura de la reunión. El PSC, en cambio, se marcha. Ojalá no sea para siempre.