VAMOS A olvidarnos por un momento de los intelectuales y opinadores que viven en los barrios elegantes y sin roce problemático con la inmigración. Olvidémonos también por ahora del embrollo causado por la flagrante contradicción legal existente en torno al empadronamiento de inmigrantes. Por supuesto, descartemos que las gentes de Vic o sus políticos sean distintos al resto de catalanes, o que estos últimos seamos menos tolerantes que el resto de ciudadanos del Estado español. Vayamos al fondo del asunto.Y al fondo, curiosamente, es sencillo llegar: Vic supera el 25% de inmigración. La capital de Osona ha sido durante mucho tiempo un ejemplo de exitosas políticas de integración. Todos recuerdan allí como el alcalde Jacint Codina, también de CiU como Josep Maria Vila d’Abadal, convenció a los vecinos, casi familia por familia, para que la entrada de la inmigración en los colegios se produjera con normalidad. El «modelo Vic» ha sido un modelo de éxito. No es por ello descabellado pensar que ese mismo éxito haya contribuido a hacer más atractiva la ciudad como destino para los inmigrantes. La otra cara de la moneda de este proceso lo encarna el fenómeno Josep Anglada y su Plataforma per Catalunya. En el Ayuntamiento lo han aislado en la oposición, pero la Plataforma no puede ser ignorada. No ella, sino sus votos, más de 2.800, más del 18%. Sólo CiU quedó por delante.
Propuestas como la de Anglada no florecen en cualquier sitio. Florecen en lugares donde la gente está inquieta porque percibe, con razón o sin ella, que los inmigrantes se han convertido en un serio problema. Una inquietud que, cabe suponer, también está viva en muchos de los que no votaron a Anglada, en muchos de los que no pasaron la frontera que separa a los partidos convencionales de la Plataforma, pero que podrían hacerlo, como ya ha ocurrido: en 2007 la Plataforma per Catalunya logró más del doble de sus votos de 2003.El éxito de Anglada, sin embargo, no hay que perderlo de vista, es el síntoma de una inquietud, de un malestar. CiU, PSC y ERC no han querido que la situación se les fuera definitivamente de las manos. Han concluido que Vic no puede acoger más inmigrantes sin papeles. Que no cuentan ni con los recursos ni las herramientas suficientes, y que aun disponiendo de ellos resultaría igualmente muy complicado hacerlo. Que superar el 25% es mucho. Que la barca está llena.