Salvar Barcelona

A LA ESPERA de conocer los daños que la huelga general de mañana pueda causar en el ánimo socialista, el PSC parece hallarse al borde del abismo. Que Artur Mas se convierta, como no cesan de repetir los sondeos, en el próximo presidente de la Generalitat no supone necesariamente el hundimiento del partido de Montilla. Ahora bien, si, pasada la derrota en las autonómicas, fuera el Ayuntamiento de Barcelona -y con él, tal vez, la diputación provincial- el que se rindiera a CiU, el PSC se vería entonces inevitablemente arrastrado por una espiral de pánico y luchas intestinas que podría dejarle fuera de juego durante una larga temporada.

Por eso, salvar Barcelona debería ser la prioridad del PSC. Sin embargo, al retrasar la fecha de las elecciones catalanas, José Montilla recortó de forma imprudente las posibilidades de maniobra en Barcelona. No son pocos los compañeros de partido que se lo reprochan en silencio. Si, como parece claro, la única esperanza de victoria en Barcelona pasa por la substitución de Hereu, lo cierto es que la operación se ha complicado mucho, toda vez que mover las piezas antes de las elecciones catalanas no es en absoluto aconsejable y hacerlo después, o sea, muy cerca de las urnas, limita drásticamente las posibilidades de éxito. Y eso suponiendo que los socialistas consiguieran sacarse de la manga a alguien con opciones de batir a Xavier Trias. Además, en CiU saben que pueden encontrarse ante la oportunidad de su vida, por lo que están decididos a aprovechar el empuje de una eventual victoria de Artur Mas para asaltar a continuación la capital catalana.

En pleno desconcierto, el jueves aparecía Ferran Mascarell, ilustre representante del maragallismo y de la izquierda ilustrada, para ofrecerse como alcaldable siempre que Hereu renunciara primero a la reelección. Este último se ha visto obligado a interpretar el desafío del ex concejal y ex consejero como una muestra pública de apoyo. Mascarell no parece, la verdad, tener muchas posibilidades de convertirse en el nuevo aspirante del PSC a la alcaldía, dado que su figura reúne la animadversión tanto del montillismo como de la federación barcelonesa del PSC. Los que mandan en el partido van a impedirle ser candidato a pesar de que se trata seguramente de su mejor baza. Eso sí: le van a maldecir largamente por levantar el dedo sin pedir permiso y hacer más evidente si cabe la situación de colapso político que vive la Ciudad Condal.

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