El PSC de Barcelona y el ‘efecto Nissan’

Los trabajadores de Nissan han accedido a cobrar menos y trabajar lo mismo para asegurarse el puesto de trabajo. Esto significa que han renunciado a lo que creían que era justo, que han tenido que ceder en sus convicciones y ser muy pragmáticos. Aunque la UGT fue favorable al acuerdo, Josep Maria Álvarez ha declarado que lo que ha ocurrido en Nissan no debe extrapolarse, no debe repetirse en otros lugares.

Pese a la advertencia de Álvarez, apuesto a que lo de Nissan y cosas parecidas a lo de Nissan van a suceder en muchas otras empresas. E incluso en otras organizaciones. Vayamos por ejemplo al PSC.Tenemos un alcalde, Jordi Hereu, que, según los sondeos, se ha hundido en cuanto a la percepción que de él tienen los ciudadanos. Dicho de otro modo, con Hereu aparementemente los socialistas van directos al batacazo. La situación inquieta desde hace mucho a la dirección del partido, que, incomprensiblemente, ha dejado pasar el tiempo sin hacer nada. Es más: al retrasar al límite las elecciones catalanas Montilla redujo las posibilidades de intentar dar solución al problema. El desbarajuste creado lo ha aprovechado Montserrat Tura para forzar unas elecciones primarias y disputarle a Hereu la designación como alcaldable socialista.

Así las cosas, quienes quedan atrapados en un desagradable dilema son los militantes y simpatizantes del PSC de Barcelona, invitados a escoger entre un alcalde desahuciado por las encuestas y una señora con mejores perspectivas pero que ni vive ni milita en su ciudad. Qué deben hacer: ¿actuar por afinidad y lealtad con su compañero alcalde y a la agrupación barcelonesa del PSC o ser pragmáticos y, pese a las reticencias, apostar por Tura porque con ella cabe la esperanza de un futuro menos malo?

Por supuesto, Hereu podría facilitarles mucho las cosas renunciando en el último momento a repetir como alcalde. Pero bien puede ocurrir que el hombre no esté dispuesto a agachar la cabeza, sino que crea que su dignidad personal y Barcelona merecen la batalla que se avecina. Cuanto a Tura, arriesga menos, pues, si le ocurriera como a Trinidad Jiménez cuando quiso que el socialismo madrileño la convirtiera en presidenciable autonómica, le quedaría su escaño en al Parlament e incluso podría intentar pescar en el río revuelto del PSC.

Sea como fuere, la tentación de apostar por Tura y dar la espalda a Hereu ha de ser fuerte. Tras más de 30 años, son muchos los cargos y puestos de trabajo que dependen de que el PSC retenga el poder en el Ayuntamiento. Lo mismo puede afirmarse sobre la diputación de Barcelona, que una eventual debacle podría poner en manos convergentes. Está previsto que las votaciones sean el día 19. Será entonces el momento de evaluar la decisión adoptada por los militantes y simpatizantes socialistas de Barcelona y, también, calibrar el alcance de lo que podríamos bautizar como el efecto Nissan.

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