Hereu, Martí, el 22-M y la gran batalla


El horizonte de Jordi Hereu y Carles Martí, el dúo que se enfrentó a Montilla y a Tura, en ambos casos con éxito, alcanza más allá de las municipales de mayo. Por consiguiente, intentar analizar su actuación pensando sólo en el 22-M constituiría un error de bulto. Para empezar, resultaría incomprensible el modo en que se obstinaron en la lucha por conservar en su poder el cartel de las próximas elecciones municipales. Es más: ambos personajes devendrían absurdos y sus movimientos imposibles de descodificar.


 


No creo que ni Hereu ni Martí puedan compararse en capacidad de cálculo anticipatorio a, por ejemplo, el ajedrecista Gari Kaspárov, ‘el ogro de Bakú’, pero sí estoy convencido de que han meditado detenidamente sobre cómo van a ser las cosas tras el 22 de mayo, cuando está previsto que en el PSC estalle la madre de todas las batallas. Desde esta perspectiva, lo auténticamente relevante no es haber vencido a la señora Tura, sino haber logrado que el aparato central del PSC mordiera el polvo ante los ojos de todo el mundo. El sábado, Hereu y Martí se aseguraron que ellos van a seguir ahí –sea gobernando el Ayuntamiento o bien en la oposición- cuando empiece el sarao de verdad. Que su posición no va a ser irrelevante y que van a disponer de cartas, quizá de buenas cartas, que jugar. Una, porque la federación de Barcelona, sobre la que Carles Martí ha visto reforzado su control, tiene un gran peso en el PSC. Dos, porque, como decía arriba, él y Hereu se atrevieron a desafiar al antaño temido y temible aparato de Nicaragua –calle barcelonesa donde se ubica la sede central del PSC- y, encima, ganaron.


 


Hereu es alguien a quien todos –empezando por el propio PSC- negaron cualquier posibilidad de victoria en las municipales. Es más, la razón aducida para apartarlo era esa: que no tenía nada que hacer ante el convergente Trias, que el descalabro estaba cantadísimo. Al imponerse a Tura, Hereu y Martí se han garantizado que el primero y su gente continuarán en el Ayuntamiento y que la federación de Barcelona va a seguir en las ásperas manos de Martí. Además, las primarias han servido para mejorar la deteriorada imagen del alcalde, que estos días ha aparecido ante la opinión pública como alguien con más convicción, mayor claridad de ideas y menos blandura de lo que muchos esperaban. La refriega ha barnizado al alcalde con una mano de épica, aderezo apreciadísimo en el mercado político.


 


Dadas las pésimas expectativas, si Hereu, pese a perder, obtuviera un resultado ‘menos malo’, algo perfectamente imaginable, él y Martí podrían sacar pecho. Si, contra todos los elementos y todos los presagios, el dúo Hereu-Martí consiguiera la hazaña de derrotar a CiU, ambos se transmutarían en superhéroes con capa y todo, o sea, en el no va más. Y ya me explicarán quién les iba a toser entonces.

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