Xavier García Albiol. En Badalona, CiU debe elegir entre dos malas opciones, de modo que está evaluando cuál es la menos mala. Intuyo que al final los nacionalistas se decantarán por dejar gobernar a García Albiol y ocupar los bancos de la oposición. Lo otro, el cordón sanitario , el pacto entre los perdedores, además de poco estético, probablemente no haría más que proporcionar más hormonas del crecimiento al Largo, como lo llaman en su ciudad al del PP.
Éxito de Bildu. Vaya lección democrática ha propinado Bildu al PP, la caverna mediática y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El 22-M, consiguió quedar segunda en Euskadi tras el PNV. Además, se impuso en Guipúzcoa. ¿Son proetarras, como proclamaba el nacionalismo español deslenguado, los miles de vascos que eligieron la papeleta de Bildu? Por cierto, el Supremo también debería reflexionar sobre la resolución que emitió. Esta vez, y a diferencia de en el caso del Estatut, el Constitucional no ha hecho el ridículo.
Dedazo zapateril. Con qué regocijo debe de haber asistido el PP a las últimas trifulcas del PSOE a raíz del pulso entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. Al final, presionado por la grave amenaza formulada por Patxi López pero con muchos otros detrás, Zapatero tuvo que corregir el tiro y forzar la retirada de la catalana, que escenificó su paso atrás exhibiendo grandes dotes dramáticas, aunque tal vez sobreactuó un pelín. Dedazo bajo amenaza tras presumir de primarias, democracia interna y transparencia. Un papelón. Como el del PSC: de jalear a Chacón a brindar todo su apoyo a Rubalcaba.
El PSC, atenazado. Sigue el PSC en su laberinto. Unos dicen que a CiU, ni agua ni presupuestos. Otros, que hay que hablar y entenderse con los de Artur Mas, pues, de no hacerlo, la dinámica los arrastrará al escoramiento político-electoral. En el PSC puede suceder cualquier cosa rara. Los más pesimistas piensan que puede ver reducido aún más su perímetro electoral, pues pueden ser muchos los que se desentiendan del partido. Una variable de esta teoría dice que tal vez, solo tal vez, el desencanto alumbre un nuevo partido socialista extramuros del actual PSC. Un partido nítidamente catalanista y libre de ataduras con el PSOE.
Oriol Junqueras, a por todas. El eurodiputado ambiciona ser el nuevo mandamás de ERC. A su favor: facilidad para hablar de forma divertida y pedagógica, y, sobre todo, que se le identifica con la renovación, el cambio y el aire fresco. En contra: su proyecto estratégico naíf y su escaso arraigo en la organización (su carnet es recientísimo). El aparato del partido se mueve entre el desconcierto y el temor. Pero no es descartable que surja algún movimiento de oposición al de Sant Vicenç dels Horts.