Han casi coincidido en el tiempo dos anuncios que, aunque a primera vista pueda no parecerlo, tienen bastante en común. Por una parte, desde CiU se ha hecho saber que el president Mas se presentará a la reelección cuando llegue el momento. Por otra, el PSOE se decanta por elegir a su secretario general mediante primarias. En el primer caso, se busca neutralizar las manifestaciones y, a veces, actuaciones, de determinados miembros del Govern o de CiU. La incertidumbre sobre el futuro de Mas llevó a algunos dirigentes a intentar situarse con ventaja de cara a un nuevo escenario o, sencillamente, les animó a disentir en público. Las recientes manifestaciones del conseller de Justícia, Germà Gordó, sobre la proyectada consulta soberanista fueron la gota que colmó el vaso. La citada incertidumbre había sido propiciada por distintas declaraciones del propio Mas sobre sus planes de permanencia en el cargo. Previamente a la noticia de que el president concurrirá a la reelección, desde CiU se había insistido, en la misma línea, en la vocación presidencial de agotar los cuatro años de la presente legislatura.
En el caso del PSOE, que la dirección se muestre a favor de las primarias hay que interpretarlo necesariamente como un anhelo por sintonizar con los nuevos tiempos y conectar con la sensibilidad ciudadana. Pero cabe vincularlo también, como en el caso de CiU, al objetivo de frenar los movimientos más o menos públicos, más o menos secretos, encaminados a desbancar a Pérez Rubalcaba. Las primarias permiten ganar tiempo y harán posible que la actual cúpula alce una bandera que, en caso contrario, quedaría en manos de sus críticos. Asimismo, si Rubalcaba acabara imponiéndose en las primarias, su liderazgo se vería enormemente reforzado.
CiU y PSOE tratan de mantener el orden en sus filas ante los movimientos de aquellos que aspiran a mejorar su posición o simplemente no comparten determinadas decisiones. Sin embargo, en cuanto a sus líderes, uno y otro caso son diametralmente opuestos. CiU gobierna tanto en Catalunya como en su capital, Barcelona. El PSOE, no obstante, ni gobierna en España ni en su capital, Madrid.
Además, mientras el president sigue siendo el principal activo con que cuenta CiU, algo que nadie en la federación nacionalista pone en duda, el PSOE halla uno de sus principales lastres justamente en su secretario general actual, quien es visto por muchos, también por muchos socialistas, como alguien con más pasado que futuro.
A la figura de Rubalcaba, al cual Rajoy y el PP no dejan de reprocharle su trayectoria al lado de Zapatero y González, se le atribuye una buena parte de las dificultades del PSOE por mejorar en los sondeos.