Acusa Rubalcaba a los presidentes Mas y Rajoy de inacción por haberse limitado a enviarse dos cartas, una para allá y otra para acá. Y les emplaza a actuar, a mover ficha. Bien, veamos: ¿Qué hizo ayer Rubalcaba en la pineda de Gavà? Pues, básicamente, parfrasear de forma resumida el documento Hacia una estructura federal del Estado, aprobado en julio en Granada por el PSOE. Tanto es así que alguna de las frases de ayer parecen calcaldas del informe.
Rubalcaba desaprovechó una gran oportunidad, no en vano comparecía en la Festa de la Rosa solo un día tras la carta de Rajoy y a cuatro de la Diada. En su epístola a los catalanes el socialista se aferró a la posición oficial del partido, que se basa en el rechazo al derecho a decidir y ofrece una teórica reforma de la Constitución, la cual, detalle nada menor, exige el acuerdo del PP y la aprobación en referendo de los ciudadanos españoles. Rubalcaba, en definitiva, dio la sensación de no disponer de un plan muy claro para Catalunya, algo de lo que él, a su vez, acusa a Mariano Rajoy. Eso sí, a diferencia de hace un año en el mismo paraje, se atrevió a hablar de federalismo.
Además, Rubalcaba se sumó al delirio de la derecha política y mediática al culpar de lo que ocurre en Catalunya al president (y también a Rajoy). Un esquema tan engañoso que por su propio bien Pere Navarro debería abstenerse de secundar -como erróneamente hizo ayer- porque no le sienta bien a su reputación y, encima, entraña un punto de ofensa a los catalanes. ¿O realmente, en serio, Rubalcaba y Navarro creen que la manifestación del 2012, la cadena humana de este año, todo lo que ha venido sucediendo, obedece a los planes urdidos por Mas y sus adláteres en un frío y oscuro sótano?
Puede que Rubalcaba lleve razón y Rajoy no sepa cómo manejar el asunto. O puede que lo que estamos viendo sea su manera de manejarlo. De la carta del popular uno no puede dejar de concluir que este hombre pretende, por encima de todo, dos cosas: primero, ganar tiempo (con suerte, las elecciones plebiscitarias de que habla CiU se producirán en el 2016, o sea, tras las generales del 2015) y, segundo, no empequeñecer, de entrada e inecesariamente, su margen de maniobra.
Hay otros dos elementos que subrayar de la misiva: a) el tono respetuoso e incluso considerado que se utiliza, muy lejos del de la caverna política y mediática, que quisiera ver al president ante un tribunal militar lo antes posible y b) su insistencia en el diálogo -recordemos que hace un año rechazó negociar con Mas un nuevo sistema de financiación- junto con el hecho de que en toda la carta no se mencione ni una sola vez la Constitución. Siendo que ha invertido más de un mes y medio en escribir siete párrafos, no creo que se trate de un descuido.