Celebrada la primera vuelta y contados los votos, me dispongo, como dos semanas atrás, a ofrecerles algunas pinceladas sobre las primarias para elegir al alcaldable socialista por Barcelona.
Victoria. El gato al agua se lo han llevado en esta primera vuelta los candidatos oficialistas o más identificados con los que hoy mandan en el PSC y en el PSC de Barcelona, Jaume Collboni y Carmen Andrés. Parece que quien más opciones tiene de imponerse en la votación definitiva –el próximo sábado– es Collboni, pues la fuerza de Andrés se concentra casi exclusivamente en Nou Barris.
Fracaso. Es bueno y de agradecer que el PSC se haya atrevido a llevar a cabo la operación primarias. Sin embargo, y al menos por ahora, tal operación ha resultado un fracaso si de atraer la atención y convocar el interés de la ciudadanía se trataba. El partido se ha abierto a los ciudadanos, pero estos le han hecho muy poquito caso. El PSC sigue sin conseguir conectar con la gente y sin romper la espiral negativa en que se encuentra. Solo dos datos para ilustrar la indiferencia ciudadana: los seis precandidatos recogieron 8.611 avales (incluidos los presentados por el finalmente eliminado Manel Fernández ), mientras que los barceloneses que se acercaron a votar el sábado no llegaron a 7.500.
Los críticos. Que hubiera tres candidatos críticos frente a dos oficialistas perjudicó sin duda a los primeros, que vieron cómo el voto se dividía en exceso. También perjudicó a los críticos la bajísima participación. La teoría dicta que cuanta más participación, mayores opciones hubieran tenido Jordi Martí, Laia Bonet y Rocío Martínez-Sampere. División del voto más baja participación, igual a derrota de los críticos.
Polémica. El caso de los inmigrantes paquistanís a los que se les proporcionaba la papeleta y se les enviaba a votar en Ciutat Vella ha venido a ensombrecer la victoria de Collboni, a quien se señala como el beneficiario de la sospechosa maniobra. Que se comprobara que muchos de tales votantes no sabían exactamente qué se estaba decidiendo sitúa el episodio entre lo lamentable y lo grotesco. Hay que aclarar lo sucedido.
Xavier Trias.Una vez proclamado ganador, Collboni quiso recordar que el verdadero adversario es el alcalde Trias. A la vista de la poca participación –pese a que, como ya señalamos en su día, estábamos ante cinco buenos candidatos–, el convergente puede estar tranquilo. Si existe relación entre el interés de los barceloneses por elegir el alcaldable socialista y su interés por votar al PSC, las perspectivas de los socialistas son realmente lúgubres. Los demás partidos habrán tomado buena nota de lo que cabe tomar como un signo más de la debilidad del PSC, en otro tiempo rotundamente hegemónico en la capital de Catalunya.