El pasado jueves, diada de Sant Jordi, la entidad con el pretencioso nombre de Sociedad Civil Catalana (SCC) celebró su primer aniversario en un teatro de Barcelona. Acudieron 500 personas, menos de la mitad de hace un año, cuando empezó su andadura. En primera fila, como invitados, segundas y terceras espadas del PSC, PP y Ciutadans.
Los de la SCC, españolistas y decididos a abortar el proceso soberanista, no dudan en pedir a los catalanes que voten por cualquiera de las tres opciones en aquel acto promocionadas. O sea, que si uno es del PP o de Ciutadans no hay inconveniente en que vote al PSC, y al revés. ¿Les suena lo de «antes roja que rota»?
En el manifiesto fundacional de SCC, del año pasado, se afirma: «No queremos quedarnos pasivos ante el intento secesionista de desarraigarnos del resto de españoles rompiendo los vínculos profundísimos que nos unen». Lo ideal para captar el sentido profundo de tal palabrería es ponerle música de NO-DO. También amenazan, como hacen día sí y día también los voceros de Rajoy, con que Catalunya quedaría fuera de Europa (esta vez no informaron sobre si los catalanes seguiremos sobre la Tierra o vagaremos sin rumbo por el espacio interestelar).
SCC, cómo no, también avisa del peligro de fractura de la sociedad. Sin duda, a sus dirigentes no se les escapa lo mucho que están colaborando en convertirla en realidad. Igualmente, el manifiesto deja clara su incomodidad con el modelo educativo, basado en el catalán –obra y mérito en buena parte de la izquierda–, que funciona con normalidad y buenos resultados desde hace décadas.
La entidad unionista anunció el miércoles que pedirá un observatorio de calidad democrática ( sic ) para denunciar a las instituciones catalanas y a los medios de comunicación por su supuesto apoyo al soberanismo. De un observatorio para denunciar los constantes abusos y maniobras contra la voluntad democrática de los catalanes no se dijo ni mu.
El jueves tampoco se privaron de atacar a la Assemblea Nacional Catalana, capaz de movilizar, esta sí, una y otra vez cientos de miles e incluso millones de personas. A los de la SCC eso les cuesta trabajo entenderlo, ya que, según la doctrina que difunden, Catalunya no está oprimida y las razones del soberanismo no son más que una patraña asfixiante.
Durante el acto habló José Rosiñol , vicepresidente segundo de SCC, quien soltó: «Unos entraron por la Diagonal y otros pretenden entrar por la Meridiana», comparando de modo infame a las tropas golpistas de Franco, que mataron a tantos catalanes y españoles, con los ciudadanos que, pacífica y festivamente, se volverán a manifestar el Onze de Setembre. A modo de eco de caducas tesis marxistoides, desmontadas hace una eternidad por la historiografía seria, se afirmó que el independentismo es un invento de la burguesía en connivencia con el catalanismo rural. El menú completo, vamos.