En el baloncesto y en otros deportes, el entrenador puede pedir tiempo muerto para dar nuevas instrucciones a su equipo. Entonces les pide a sus jugadores que sean más agresivos o que no se olviden de defender. Otras veces les recuerda conceptos fundamentales. Y otras reclama tiempo muerto porque los nota agotados o persiguiendo la pelota alocadamente. Pues bien, eso, tiempo muerto, tiempo para reflexionar y recuperar el aliento, es lo que necesita JxSí y, en especial, Mas y CDC, inmersos hasta el jueves en una desesperada negociación con la CUP. Ese día, tras el segundo portazo a Mas, la CUP difundía un documento de 50 páginas, una especie de destilado programático para un acuerdo con JxSí que al norte limita con las buenas intenciones y al sur, con el delirio.
El primer ejercicio que deberían hacer JxSí, Mas y CDC es reconocer cuál es la realidad que tienen ante sí. El 27-S el independentismo ganó holgadamente, pero perdió el plebiscito tal como fue planteado por el president , esto es: por un lado, los independentistas (JxSí y CUP); por el otro, todos los demás: los antiindependentistas y los soberanistas –Sí que es Pot y UDC, favorables a una consulta– neutrales ante la independencia. El primer error de JxSí fue empezar a hacer concesiones a la CUP gratis et amore , sin contrapartida alguna. Pese a haberse perdido el plebiscito, la CUP quiso una declaración anunciando la ruptura con España. La iniciativa aprobada por el Parlament fue absolutamente precipitada, pues debía haberse esperado al menos al 20-D y a que estuviera constituido el Govern en Catalunya. La declaración no ha hecho más que dar combustible a Rajoy y Rivera . Además, ha ayudado al Gobierno del PP a imponer su enfoque del problema catalán como un problema exclusivamente legal. Por si fuera poco, ni la propuesta, ni la oferta de un Gobierno con tres vicepresidentes o de una moción de confianza han servido para que la CUP levantara el veto a Mas.
Así las cosas, Mas y CDC deben analizar si es conveniente –y digno– continuar cediendo. Mi opinión es que no. Que no es conveniente ni digno. Y que hay que exigir una respuesta definitiva a la CUP. Si es otro no , CDC debería comunicar inmediatamente a los ciudadanos –a ser posible, antes del 20-D– que Catalunya volverá a las urnas en marzo. Soy consciente de lo que ello significa: un auténtico mazazo para el independentismo. Pero no se acaba el mundo. Catalunya –también Mas y CDC– tienen ante sí enormes retos. Como nos decía nuestro entrenador, queda mucho partido por delante.