Quiso mostrar este viernes el Govern de Junts pel Sí su unidad, determinación y compromiso con el referéndum. Se trataba de enviar un mensaje directo a la ciudadanía catalana. Los más atentos seguidores del llamado ‘procés’ han oído en los últimos días nuevos reproches y acusaciones cruzadas entre los grupos que impulsan la autodeterminación, singularmente entre los dos socios de Gobierno, PDECat y ERC, y había que hacer algo.
Pero el acto llevaba intención también puertas adentro. Se trata de conjurarse para que la tensión interna no se haga insostenible. Y la única manera es subrayar la importancia de la meta, cuya trascendencia debería imponerse a los intereses, legítimos o espureos, de las diferentes personas y grupos. Hay que blindar la cohesión; cohesión que, en principio, tendría que verse favorecida por el asedio al que el Estado –el PP, como, por ejemplo, demuestra el ‘caso Gürtel’, no tiene reparos a la hora de aprovecharse e instrumentalizar las instituciones- y por el hecho de que Carles Puigdemont haya renunciado a ser candidato en las próximas elecciones catalanas.
El acto, en su dimensión autorreferencial aspiraba, pues, a fomentar la unidad y solidaridad ante las dificultades futuras, después de que surgieran dudas sobre la disposición de todo el mundo a jugarse el tipo y del episodio de la grabación furtiva a David Bonvehí, coordinador organizativo del PDECat.
BAJARSE DEL CARRO
Acerca de lo primero, es absolutamente lógico que Puigdemont interpele a los miembros de su Ejecutivo, como ha hecho, en torno a su determinación de seguir adelante con el referéndum pase lo que pase. Si alguien no lo está o tiene dudas, lo mejor, lo más honesto y más patriótico, es bajarse del carro.
En cuanto a lo segundo, la grabación de las palabras de Bonvehí durante una comida con correligionarios suyos de la comarca del Bages, se me ocurre que al dirigente del PDECat el episodio ha de servirle para escarmentar. Valdría la pena que interiorizara para siempre que, en política, no solo conviene ser precavido, sino también desconfiado. Como alguien me dijo una vez con ironía, si quieres mantener en secreto tus planes, no se los cuentes a nadie; es más: ni pienses siquiera mucho en ellos, ni muy intensamente.
UN SUICIDIO EN TODA REGLA
Reflexiona Bonvehí en la grabación que si el soberanismo fracasa, el PDECat tendrá que buscar un presidenciable que sea “autonomista”. Si lo cree realmente, está en un gran error. Como ocurre con la pasta dental, el PDECat no volverá a entrar -ni querrá, ni podría hacerlo- en el tubo autonomista. Amén de que sería un suicidio en toda regla.
Lo del candidato a ‘president’ tiene su miga. No obstante, parece claro que debe ser un candidato o candidata pensado para estar en los bancos de la oposición si, como hoy apuntan las predicciones, el PDECat no gana las elecciones. La persona elegida ha de ser, pues, alguien de futuro, que represente al PDECat y no a Convergència Democràtica, y que encarne el espíritu y el desenlace del congreso fundacional del partido.