En Junts per Catalunya hace tiempo que se preparaban para el golpe, es decir, para la sentencia condenatoria de Laura Borràs. Y habían activado todos los ‘airbags’ para salir lo menos mal parados posible del encontronazo. Aun así, las cosas no van a ser sencillas para Jordi Turull, su secretario general, pese a contar con el apoyo de una amplia mayoría de los miembros de la dirección de la formación independentista.
Junts es un partido en el cual conviven dos grandes sensibilidades. Simplificando mucho: mientras unos apuestan por una estrategia pragmática y consideran que priorizar la confrontación con el Estado constituye un grave error, el otro sector es devoto de dicha confrontación y alimenta la idea de una nueva declaración unilateral. La líder más destacada de los segundos es justamente Borràs.
Hoy la cúpula de Junts y toda la organización trabajan intensamente para cerrar candidaturas a lo largo y ancho de Catalunya y lograr unos buenos resultados en las municipales del 28 de mayo, es decir, dentro de muy poco. Al frente de esta operación se halla Turull, totalmente y personalmente comprometido en el esfuerzo.
Atendiendo a estas circunstancias, Turull está decidido a hacer todo lo que esté en su mano para evitar que explote una confrontación interna en el partido, algo que dañaría sensiblemente sus expectativas electorales. Se trata de congelar, criogenizar, el caso Borràs. Hace tiempo que la dirección de Junts recibió la consigna de no abrir la discusión sobre Borrás y su posición como presidenta del partido antes del 28 de mayo. La idea es que, si no hay más remedio que entablarlo, el debate entre sectores -y la posible pelea- tenga lugar después de que los catalanes hayamos votado.
De todas formas, en el frente institucional, Junts no va a poder evitar, atendiendo a los precedentes, que la Junta Electoral Central ordene la sustitución de Borràs como presidenta del Parlament. En ese caso, y pese a la llamada de algunos a inhibirse en señal de protesta, Turull y muchos otros en la dirección de Junts tienen claro, al menos a día de hoy, que no van a regalar la presidencia de la Cámara a otro partido.