Y cuando todos estábamos pendientes de la amnistía, del caso Koldo y de las andanzas del novio de Isabel Díaz Ayuso, va Jéssica Albiach y tumba los presupuestos de la Generalitat. Pere Aragonès anticipa las elecciones al 12 de mayo. Catalunya se queda sin cuentas y, de rebote, España también. Todo en unas cuantas horas. Pero centrémonos en Catalunya. Los comuns han reventado las cuentas catalanas y propiciado el final de la legislatura, dicen, porque están en contra del Hard Rock. Pero resulta que el proyecto… ¡no está en los presupuestos! Y aunque lo estuviera: la entidad del asunto no justifica de ningún modo el voto en contra de los comuns (que aprobaron las últimas cuentas, sin importarles entonces el Hard Rock). Lo de los comuns resulta inmoral si se considera la millonada que Catalunya echa por el desagüe, en especial en políticas sociales e inversiones.
Tal vez en Catalunya en Comú, ante el desconcierto que vive su espacio, hayan querido lanzar una luminosa bengala ideológica para confortar a sus huestes. ¡Abajo el vicio, abajo el juego! Un mensaje coherente con el puritanismo progre que, por ejemplo, se escandaliza de que los restaurantes cierren tan tarde por la noche. Pero no puede ser solo eso. Ada Colau ha intentado ponerse de perfil. Pero ella es la jefa de los comuns. Mi apuesta es que, si estuviera todavía de alcaldesa de Barcelona o en el gobierno de Collboni, esto no hubiera sucedido. No es extraño que Yolanda Díaz esté desolada. Sus amigas catalanas han conseguido mandar al carajo también los presupuestos del gobierno que ella vicepreside. Un desastre.
Luego está el president Aragonès, que es quien aprieta el botón de las elecciones. ¿Podía haber seguido gobernando, pese al rechazo a los presupuestos? Sí, por supuesto. De hecho, la idea de los republicanos era aprovechar al máximo los meses que van de las elecciones españolas del pasado 23 de julio al final de la legislatura en 2025 para engordar política y electoralmente. Pero han pegado el gran volantazo. ¿Las elecciones del 12 de mayo van a salvar las cuentas autonómicas? No. Cuando se forme el nuevo gobierno será ya muy tarde. Además, bien puede ocurrir que el color político del ejecutivo haya cambiado. Por consiguiente, lo que hará el próximo Govern será ponerse a trabajar en los presupuestos para 2025. Lo mismo que haría Pere Aragonès si no hubiera convocado elecciones. También parece que los republicanos no cuentan toda la verdad. Hay que sospechar que ERC teme que cuando toquen las elecciones, en 2025, su situación electoral sea peor que la de ahora (se acerca un verano de tremenda sequía). Precipitar las urnas e intentar quedar primeros o segundos, y que los dioses les entreguen el poder de nuevo. Aragonès se sueña haciendo un ‘Pedro Sánchez’: adelanto electoral, resultado mejor del esperado, pactos y… ¡president!
Otra variable del adelanto puede haber sido, apostaría a que lo ha sido, la situación de Junts. Pillarlos en fuera de juego y con Carles Puigdemont en Bélgica. Que las elecciones sean tan pronto obligará al expresidente, si finalmente se presenta, a ser un candidato a distancia. Sin embargo, en teoría, podría ser investido, puesto que la amnistía ya habría entrado en vigor para entonces. En teoría, porque es inimaginable, vistos los antecedentes, que los jueces no traten de entorpecer y retrasar el regreso de Puigdemont hasta el límite de sus fuerzas. ¿Hasta qué punto puede funcionar esta vez que él encabece la lista de Junts? Aparentemente, ERC considera que la figura de Puigdemont es todavía capaz de galvanizar a una parte importante del independentismo y por eso, entre otras razones, habría avanzado Aragonès los comicios al 12 de mayo.
Catalunya va a vivir, hasta el día de las elecciones y seguramente también después, en una vorágine imprevisible. Mareante, agobiante. ¿Van a presentarse Clara Ponsatí, la ANC y la alcaldesa de Ripoll a los comicios? Si lo hacen, estas tres opciones políticas van sin duda a quitar votos a Junts y en menor medida a ERC. ¿Cómo pueden desalentar el caso Koldo -sobre todo si acaba manchando a Salvador Illa- y la amnistía al electorado socialista? ¿Qué pasará finalmente con Puigdemont? Para formar gobierno habrá que pactar, casi seguro, pero ¿quién con quién? Los sobresaltos y el azoramiento que nos aguardan resultan infinitos.