No lo tiene nada fácil

PARECE QUE Carod-Rovira y sus partidarios confiaban en que el de Cambrils ocuparía una posición destacada como candidato en las próximas elecciones catalanas. Para el resto de mortales, que Puigcercós negara el pan y la sal a Carod era algo descontado, que iba a ocurrir tarde o temprano. Carod no volverá a ser candidato de ERC. La actual dirección republicana tampoco cuenta con él para un futuro ejecutivo de la Generalitat. Puigcercós se lo comunicó el pasado día 30 durante un almuerzo a solas.Los errores de Carod -empezando por su escapada a Perpiñán, que ocultó a la cúpula de su partido- se fueron
acumulando hasta que Puigcercós y los suyos dijeron basta. Tras conseguir el de Ripoll las riendas del partido, era cuestión de tiempo que Carod, al que ya nadie considera talismán electoral, fuera apartado. Si todo marcha como está previsto, seguirá en el gobierno junto a Montilla. Luego, puede que le ofrezcan algo, o no. En la larga lista de acusaciones contra Carod -que diez años atrás soñó con ser conseller en cap de Pujol- figura su condescendencia con los socialistas. Además, se habría dedicado exclusivamente a sus cosas, a sus competencias como vicepresidente, haciendo dejadez de su rol como número dos del gobierno y sin tan siquiera coordinar a los consejeros republicanos. En el tripartito sólo Montilla sigue siendo el líder de su partido -Carod y Saura han perdido la autoridad ante los suyos-, lo que debilita al gobierno y lo deja al albur de sobresaltos y maniobras de todo tipo que sin duda van a sucederse durante el año que queda para las elecciones.Al margen de cómo el gobierno de Montilla pueda sortear la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto, ERC debe intentar remontar las bajas cotas de intención de voto que les otorgan algunos sondeos que circulan sotto voce. De cumplirse los peores presagios, los republicanos podrían quedarse en aproximadamente la mitad de sus 21 escaños actuales. A día de hoy, hablar de quince diputados es hablar de un gran resultado. Pero si evitar el descalabro, fruto mayormente de la participación de ERC en el segundo tripartito, ya es todo un reto, además Puigcercós deberá hacer frente en solitario a la amenaza que representa Reagrupament, que acaba de nacer con considerable empuje de la mano del ex consejero Carretero. Puigcercós no lo tiene nada fácil. Tampoco lo es, por consiguiente, que el tripartito alcance su tercera edición.

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