DECÍA Pasqual que su hermano Ernest es el auténtico Maragall, y a la vista de lo sucedido tal vez haya que darle la razón. Ernest se ha dedicado últimamente a decir, de una parte, las verdades del barquero y, de la otra, a recordar la agenda del sector catalanista del PSC, hoy verdaderamente mermado. Entre las verdades del barquero: que el tripartito no ha logrado convencer a la ciudadanía sino todo lo contrario. Para los socialistas catalanistas los grandes lastres contra los que luchar son el poco pluralismo que presenta el PSC montillista así como la falta de autonomía de su partido respecto al PSOE. Desean un PSC que no tenga que envainarse en Madrid lo que dice y vota en Barcelona. Que no sea pura infantería en el grupo parlamentario socialista en el Congreso.¿Por qué se produce la rebelión de Maragall -secundado por Castells- en este preciso momento?
Puede que porque ha sido ahora cuando éstos y otros que callan hayan llegado a la conclusión de que el tripartito no va a volver a sumar. El escándalo de los errores a raíz del trágico incendio de Horta de Sant Joan puede que haya acabado de cercenar su ánimo. Algunos dirigentes socialistas rumian incluso que, para seguir gobernando con ERC e IC-EUiA, más valdría pasar a la oposición para recuperar fuerzas y renovar las ideas y el proyecto.Por lo tanto, cabe interpretar lo ocurrido como un movimiento que se ejecuta descontando el fracaso y se sitúa tras las elecciones, en un momento en que el PSC puede verse metido en un desagradable lío interno, que se complicaría aún más si tras perder el gobierno de la Generalitat, los socialistas se vieran desalojados del Ayuntamiento de Barcelona. El paso al frente de CiU ofreciendo su ayuda a Zapatero para sacar a España del pozo económico, junto con las gestiones del Rey con idéntica finalidad, han ahondado el desánimo en el PSC. En el caso particular de Ernest Maragall, no hay que descartar otros motivos, como determinadas afrentas personales o, por supuesto, el resentimiento por la conjura entre Montilla y Zapatero para jubilar políticamente a su hermano.Visto lo visto, se me antoja evidente que comportarse como si uno ya hubiera perdido la partida que está jugando contribuye sin duda a la derrota. Por otra, que, efectivamente, el PSC no será lo que algunos sueñan que sea si antes no cambia mucho, algo, sin embargo, que hoy por hoy resulta terriblemente difícil de imaginar.