HA LEVANTADO una pequeña polvareda el reportaje de TV3 en que se reseñaban las situaciones de Escocia, Quebec, Groenlandia y Cataluña. El trabajo va titulado con un maragalliano (del poeta Joan Maragall) Adéu, Espanya? y es un intento logrado de hablar de la posible independencia de Cataluña con naturalidad. La manera de hacerlo es por comparación, es decir, acudiendo a otros casos a fin de que el espectador se dé cuenta de que sentirse catalán y desear que nuestro país pueda decidir sobre su futuro no es ni una rareza ni mucho menos una perversión, digan lo que digan los pesados de turno.
Así, el reportaje de la siempre solvente Dolors Genovès nos ilustra sobre cómo se han encauzado en Escocia, Quebec y Groenlandia cuestiones como la lengua, la financiación, la articulación de la nación y el Estado, los referendos de autodeterminación, etcétera. Todo ello va bien para que nos saquemos algunos complejos de encima, para que podamos calibrar mejor dónde nos encontramos y para que, por contraste, percibamos las diferencias que Cataluña y España presentan en relación a otros lugares. Les diré cuál es la más obvia: la forma como el Reino Unido, Canadá y Finlandia se toman la voluntad de ser, de existir, de escoceses, quebequenses y groenlandeses. En ninguno de esos estados sería posible, por ejemplo, que existieran medios de comunicación que se dedicaran a insultar a una minoría nacional y a mentir sistemáticamente sobre ella, que un tribunal se dispusiera a destripar un estatuto de autonomía refrendado por los ciudadanos -amén de aprobado por los parlamentos estatal y autonómico-, ni, por descontado, una Constitución en la que se emparejara ejército y unidad del Estado como en la española.
Adéu, Espanya?, de más de hora y media de duración, fue el programa más visto del pasado jueves en Cataluña, con una audiencia media de 733.000 espectadores, muchos de ellos menores de 25 años. Al parecer, el ciudadano de a pie no comparte los prejuicios y resquemores del PSC -con el ínclito perseguidor de nacionalistas catalanes Joan Ferran al frente-, el PP y Ciudadanos, sino que agradece descubrir, por ejemplo, a un representante de los tories británicos declarando que, si la gente así lo quiere, por supuesto que habrá que aceptar la independencia de Escocia. Claro que Londres, Ottawa y Copenhague se encuentran al norte, pero que muy al norte, de Madrid