Como se suele decir, las municipales del 24 de mayo van a actuar a modo de laboratorio político. Esta vez no es un tópico. Van a ser un laboratorio muy especialmente en Catalunya, dados, por una parte, el número y heterogeneidad de opciones políticas en concurrencia y, por otra, la proximidad de los comicios catalanes, por lo que inevitablemente las municipales tendrán, aunque sea en parte, carácter de primera vuelta del 27-S.
Las elecciones de mayo van a poner a todo el mundo en su sitio. ¿En qué consistirá tal cosa? Pues en actualizar el mapa: desde las últimas municipales han ocurrido muchísimas cosas, hasta el punto de que parece que haya pasado una eternidad. La intensidad y velocidad de lo sucedido ha sido tal que la simple puesta al día del mapa municipal va a suponer una muy notable redistribución del poder local. Pero no solo se va a producir el aggiornamento , sino que los resultados de los comicios de mayo nos van a dar sin duda pistas sobre el futuro. Van a apuntarse algunos vectores que han de permitirnos intuir qué puede suceder luego, en las trascendentales elecciones de septiembre.
Las municipales son muchas cosas. Se pone a prueba la fortaleza del soberanismo y, al mismo tiempo, la profundidad de la reorganización del hemisferio político izquierdo. Como siempre, Barcelona, la capital, va a concentrar las miradas. A la derecha, el PP. En el centroderecha, Ciutadans. En el centro o centro-izquierda, CiU ( Xavier Trias se proclama socialdemócrata) y PSC. Y del todo a la izquierda, ERC, la CUP y la coalición Barcelona en Comú (con Ada Colau al frente), que incluye a Podemos y se proclama alternativa a pesar de encuadrar también a IC-EUiA.
El nuevo consistorio va a estar, seguro, más troceado que nunca, aunque, con un poco de suerte y habilidad, Trias podrá repetir como alcalde. Sus apoyos más lógicos serían ERC y PSC. Esta última fuerza, pese a que mejorará ostensiblemente sus resultados de hace cuatro años en el conjunto catalán, está acusando dificultades en Barcelona. En parte por errores propios y en parte porque Colau está logrando ser percibida como la alternativa a Trias .
Pero no solo tendremos que estar atentos al cómputo electoral. Habrá que ver qué dinámica de alianzas se produce después. ¿Va a predominar en Catalunya la entente CiU-ERC? No va a ser fácil, pues en muchos municipios pelean por la alcaldía. ¿Y qué va a suceder en la conurbación de Barcelona, el otrora llamado cinturón rojo? Nos podemos hacer muchas más preguntas: ¿qué pasará si se produce la anunciada ruptura entre Duran Lleida y Convergència? CDC ha renunciado a forzar el divorcio antes de las municipales, como aconsejaban algunos, tras la oposición de algunos de sus alcaldes de mayor peso.