El presente, el presente real, fáctico, es malo, muy malo para Alberto Núñez Feijóo. Incluso de un gris sucio y tristón, y para rematarlo, con no pocos riesgos asomando en el horizonte. Las últimas y largas semanas no han sido tampoco, ni mucho menos, luminosas. Tras quedarse, el PP y Vox, demasiado cortos en las elecciones de julio, Feijóo permaneció atónito, desconcertado, incapaz de comprender cabalmente lo que estaba y le estaba sucediendo. Entonces empezó a dudar, a decir una cosa y luego la contraria, a trastabillarse aquí y allá. A dar palos de ciego. Hasta que irrumpió Aznar y … Continuar llegint